domingo, 23 de noviembre de 2008

Somos torpes, pero amamos. / Por Viviana Gallardo H.

A veces lo veo caminar frente a mí, pero no está. Todavía creo oírlo. El ya no escucha música en este sitio, pero yo siempre guardo sus canciones. A veces nos reíamos tanto que yo no era capaz de creer que vivíamos en este mundo. Yo le decía que éramos una película y que por favor me dejara escribir el guión. El no quería escribir guiones, lo suyo siempre fue la poesía.
Sus chaquetas siempre tenían polvo, mis zapatos también, no nos importaba ser viejos siendo tan jóvenes porque envejecer era lo mas cercano al cielo. Soñábamos con ser rockeros y rayar todas las paredes con lo que un día dijimos en el año 2006. A mi no me estaba gustando el año 2006, hasta que apareció el. Tan distintos a veces, el era el silencio que necesita el mundo y yo era la voz que lo acompañaba.
Un viernes los dos mirando el techo. Era casi como volver al pasado, no dejábamos de acordarnos de aquella antigua vez en que nos escondimos de todos y miramos el techo de la misma manera. Ahora yo miro el techo, pero el ya no está.
Muchas veces somos torpes cuando amamos, benditos aquellos que no lo son. Soñamos y despertamos junto a alguien, nos despedimos antes de subir a la micro y lo miramos por el vidrio creyendo que el fin no va llegar jamás. A veces no besamos porque tenemos rabia, pero la rabia debería aparecer cuando ya no puedes besar nunca mas a la persona que tanto amas. La rabia te ciega y te impide vivir los momentos, ahora los momentos están, pero solo te encuentras frágil y solo frente al mundo, sabes que eres torpe y te odias a ti mismo por serlo, pero a veces es demasiado tarde.
Hay dolores tan fuertes como los de la muerte, uno de ellos es saber que nunca más podrás ver al otro. Sales a la calle y lo buscas por si se esconde, gritas su nombre y solo las estrellas son receptoras. Ya no quieres ni dormir ni comer ¿Para qué vas a seguir haciéndolo? Ya no quieres dormir porque no dejas de soñar con el y no quieres comer porque ya no quieres tener fuerzas para seguir sintiendo.
A veces sueñas con que el doctor te recete pastillas para dormir y que tu sueño sea tan largo que despiertes muchos años después y el dolor sea solo un recuerdo. No dejas de rezarle a Dios porque todo se solucione y que te quite la facultad de ser torpe. Tan sensibles que somos a veces, en nuestro afán de hacer triunfar nuestra sensibilidad destruimos lo que tanto habíamos soñado.
Yo siento que estoy perdiendo o ya perdí a la persona que mas había querido en la vida. Queríamos ir a ver juntos 199 recetas para ser feliz (la película que comentó mas abajo mi compañero) y después ir al mítico Don Pepe a decirnos que nunca nos íbamos a separar. Quizás en el verano volveríamos a Valparaíso y nos tomaríamos la mano para ayudarnos a subir el cerro. A lo mejor un día el ganaría premios y yo lo acompañaría a celebrar. Tal vez un día yo escribiría una novela y se la dedicaría a el. Quizás, quizás, quizás.
Somos torpes, pero amamos. Somos torpes, pero no queríamos que este fuera el castigo. Todavía seguimos soñando con un final feliz o con una llamada que te ayude a no sufrir más. Estoy esperando y hasta el día de mi muerte lo seguiré haciendo.

2 comentarios:

Peanut JamTeam dijo...

Sí... somos torpes, pero amamos

Saludos de insomnia, una torpe más en el mundo

Anónimo dijo...

tienes razon...
somos muy torpes...