martes, 19 de mayo de 2009

A pedido del público (inaugurando nueva sección) / Hugo Hinojosa


Por petición de un lector de nuestro humilde blog, me animaré a hablar acerca del estado actual del amor.
En la entrada anterior, atacado por una efervescencia juvenil, señalé que estaba harto de practicamente todo, pero hice hincapie en algunas cosas que me parecían relevantes, entre ellas, las mentiras del amor actual. ¿Que mierda quise decir con eso? ¿Que el amor no es el mismo de antes? ¿Que el amor esta sobrevalorado? ¿Que somos mentirosos por naturaleza? Trataré de responder lo más honestamente posible y desde las visceras, ya que el amor apela a sentimientos, asi que por lo menos en ese plano merece algo de condescendencia.
Creo que el amor siempre ha sido, es, y será el mismo sentimiento inclasificable. Inasible en su real esencia, cada día buscamos una nueva interpretación, un nuevo sentido de vivirlo, pero asimismo, su valoración ha ido en aumento de una manera proporcional a su malinterpretación. Digamos que tomamos un bombin y hemos inflado de sobramanera al pobre y ahora flota en el espacio lejos de nosotros. El amor nos abandono hace rato, entonces lo que sentimos actualmente es un remedo, una forma especular de aquel. Con ello reafirmo mi idea de un "amor" actual, totalmente falso, un muñeco de cera, una fotocopia de $15. Y en esa espiral de mentira, el hombre se siente a sus anchas. Habla palabras que al final se las lleva el viento, modificamos la realidad a nuestro antojo para sentirnos más cómodos. Siempre crei en el amor como unidad, como la suma de las partes, una ecuación compleja. Hoy no hay unidad, sólo individuos narcisos amando su propio reflejo, colocándole espejos al otro para verse también en ellos. El actuar actual es como la respuesta a este nuevo amor oscuro.
Una reflexión final personal: Cierto día quise creer, porque amar también es creer, pero aquella credibilidad se vió por los suelos. El panfleto con los principios del amor se caia cada vez al suelo, y era pisoteado, y nuevamente recogido, leído, pero cada vez las letras eran mas difusas, y ahora me cuesta entender que sentir, recomponer las ideas. De tanto leer, memorizé algunas, pero otras simplemente se fueron de mi cabeza. Como un papiro antiguo, he debido reconstruir aquel ideal, y en el proceso comenze a entender los complejos mecanismos. Ahi vi que el mundo se volvió egoista, que nadie quiere ser ayudado, que preferimos el dolor y la soledad, que apartamos a quienes amamos para finalmente amar nuestro ego. Desde ese día que deje las canchas, pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Es el único credo que me va quedando.