miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mi Beatle favorito y un saludo de año nuevo / Juan Pablo Prado



La vida siempre nos pone por delante la opción de elegir. ¿Con condón o sin condón?, ¿la U o Colo-Colo? (pórque la cato no existe), ¿con hielo o sin hielo?, ¿la izquierda o la derecha? y así sucesivamente por los siglos de los siglos. Pero si existen cosas difíciles de elegir, es tu favoritismo por alguno de los cuatro genios de Liverpool.
Nuestro querido amigo Hugo dice que elije a su favorito según la temporada emocional por la que esta pasando. Yo ya creo saber cual es mi opción.

Según yo, creo que existen muy pocas personas que digan que Ringo es su beatles favorito, la mayoría se inclina por McCartney o Lennon, el primero por su exquisito gusto a la hora de componer o arreglar canciones. Y bueno, al segundo por que es todo un estandarte, por que como todos los grandes personajes de la historia, murió trágicamente y porque si agarráramos un diccionario y buscáramos la palabra rock, seguramente aparecería su foto. Aun así, mi favorito es y será el señor George Harrison.

El beatle piola, el que brillaba por su simpleza, el que se convirtió al Hinduismo y el que nos regalo una canción tan maravillosa como “My sweet Lord” es para mi, el mejor de los beatles. Y es el mejor porque para mi existencia en este largo camino musical, Harrison encarna todo lo bueno que puede llegar a ser un ser humano y todo lo bueno que me gustaría ser, es el mejor porque si anhelo un mundo mejor, es porque anhelo que sus canciones jamás se dejen de escuchar y porque siento que su música es renovadora para el alma y la conciencia. Con Harrison se cumple a cabalidad de que “menos es más”.

Una vez escuche que es bueno no saber que dice la canción si ésta, es en ingles. (lógicamente asumiendo que no sabes y no tienes pico idea del idioma) por que uno le da la interpretación que quiere y lo mas seguro es que esa canción lentita va fija para dedicarla a tu novia. ¿Y que chucha tiene que ver esto último con el Sr. Harrison? En este preciso momento, escucho el disco “Living in the material world” y es inevitable darse cuenta que la música de Harrison esta cargada de amor, pero no de ese amor romántico y de corazones entrelazados, hablo del amor en un concepto mas amplio. Ustedes entienden.

Harrison este año 2008 que ya nos deja, me regalo un universo infinito de buena onda que repartir, me acercó de cierta forma a una vida más espiritual. No es que me este convirtiendo al hinduismo y pregone que todas las glorias sean para Sri Krsna, si no hacia una concepción de mundo que se maneja entre el bien y el mal, en este caso el amor o el odio. Harrison es mi guía espiritual y sus canciones son mis rezos.




Este año 2008 que ya se va, nos deja la sensación de que el mundo se esta metiendo cada vez mas en un callejón sin salida, apareció alguien que dijo que teníamos que tener esperanza; yo no le creo, aunque cierre Guantánamo o retire a todas sus tropas del medio oriente, el imperio es el imperio y cumplirá su papel como el peor de los villanos. Mi sensación es negativa porque es un hecho que volveremos a un periodo oscuro que no nos gusta recordar, y con un presidente como Piñera, siento que la vida para nosotros los estudiantes y los obreros se nos hará pesada, no obstante, tengo esperanzas de que mi percepción o mis predicciones sean un total fracaso y que este próximo año 2009 sea mejor para cada ser de este planeta y que todos los tiranos y personas que están llevando a nuestras sociedades a una hecatombe, sean castigadas como se merecen… ¡con un zapatazo monumental!
Mientras tanto, seguiré escuchando a Harrison. Es un hecho que los Beatles son más grandes que el mismísimo Jesucristo.


Que el amor inunde por completo sus corazones, paz y un muy prospero año nuevo para todos los controladores y suprimidos de la web.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Los Pasajeros / Juan Pablo Prado


Siempre es más fácil evadir que asumir. Cortar con lo que nos hace mal, con lo que nos impide avanzar. Eso fue lo que dijo en el momento que yo inocentemente me ponía sus audífonos para conocer al nuevo cantante, que según ella, le hacia recordar el tiempo en que compulsivamente escuchábamos a Jeff Buckley.Mientras ella empezaba con su discurso, yo escuchaba la canción que quería que escuchara y no otra. Una canción triste, de las que tanto le gustaba disfrutar, incluso cuando la vida le sonreía con absolutamente todos los dientes.

La micro iba avanzando bastante lento para ser un día domingo en la tarde, no había mucho tráfico en las calles, no había ocurrido ningún accidente, ni nos topamos con alguna protesta. Mientras tanto, yo la miraba y podía notar ese rictus de nerviosismo tan particular de su cara, hacia sonar sus dedos como ramas secas, se comía las uñas y arreglaba su pelo, el discurso seguía con la misma intensidad con la que empezó. Lograba darme cuenta que tartamudeaba como si quisiera terminar luego con el asunto, desahogarse de una vez por todas y sacarse la mierda que tanto la aproblemaba.

Extrañamente no quería que me sacara los audífonos mientras ella siguiera con su discurso, su intención no era más que hablar sin que la escuchase; extraña forma de sincerarse. Yo seguía su juego. Por cierto, la canción era maravillosamente extraña, mientras tanto yo me hacia el desentendido, sabia perfectamente como terminaría la canción, conozco sus gustos al dedillo. Un fade out interminable, una espiral continua de tristeza, el escalofrió mas grande que se pueda sentir…Sin embargo, de verdad creo que por primera vez sentí la necesidad de equivocarme, el asunto se escapaba de mis manos, ya no era ni el director de la orquesta ni menos el que apretaba la tecla play. Esta canción era maravillosamente triste.

El cantante seguía con su performance y ella con su discurso, la micro con su lento caminar y yo con la nerviosa incertidumbre de saber a donde nos llevaría esta situación, de pronto todo se volvió gris, tan gris como un disco de la Velvet Underground. La canción no termino con un fade out interminable, ni menos con la espiral continua de tristeza a la que estaba acostumbrado. Ella tomo mi frente y la beso, soltó un par de lagrimas, me saco sus grandes audífonos y me dijo: “…fue mucho mas fácil ponerte los audífonos para que no escucharas las bombas que tu mismo detonaste...”

Y así como súbitamente mi compañera decidió recordar los días en que escuchábamos a Jeff Buckley, prender su Mp3, emitir su interminable discurso y decirme tan decidoras palabras, súbitamente la micro volvió a retomar su velocidad acostumbrada…lo mas seguro es que escucho las bombas caer y decidió correr.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Estamos pal pico / Viviana Gallardo, Hugo Hinojosa y Juan Pablo Prado


Eso, queridisimos amigos... estamos pal pico, esta semana es semana de examenes y necesitamos toda su fuerza y buena onda. estamos pal pico porque somos super flojos y dejamos todo pa ultima hora.


moraleja: los examenes no son un trabajito mas.


los queremos a todos.
que George Harrison, Krishna y guaguito dios nos acompañe.

martes, 9 de diciembre de 2008

Los Renovados/ Juan Pablo Prado

Una de sus aficiones más grandes, era hablar de política. Aunque escuchar música y ver una que otra película, llenaba por completo sus espíritus.Esto último siempre lo ponían en duda.Uno un poco mas moderado y el otro un poco mas exaltado. Solo algo tenían claro y nunca llevaron a discusión, hablar del innombrable y odiarlo por sus crímenes, los hacia sentir inmensamente feliz. Otra mezcla que a mis ojos parece muy extraña.
Cuando al moderado se le olvido hablar de política y sociedad, al exaltado le intereso el ron con coca cola; nunca Cuba libre. Cuando olvidaron la vieja costumbre de discutir sobre política y sociedad, escuchar uno que otro disco de folk y dejar de ver eso que llamaban “cine independiente”. Cuando olvidaron todo eso, rápidamente empezaron a pensar, discutir y soñar en las tasas de interés de sus tarjetas de crédito y en lo rico que son los cafés en Starbucks.