miércoles, 4 de marzo de 2009

El amor platónico / Por Viviana Gallardo H

Hace ya varios años que no experimentaba aquella sensación juvenil provocada por los llamados “Amores platónicos”. Es mas, desde que tenía 12 años que no me sucedía. Bendito y maldito sentimiento. Grato en momentos, odioso en otros. El tipo no se da cuenta de que existo y yo amándolo platónicamente cada día más. Me gusta tal cual es, callado y con algo de guata. Cascarrabias, muy crítico y algo viejo. De gustos refinados y buena ortografía. Culto, buen hablar y nula idea de la juventud actual. Suena a verso y el sabe mucho de versos.
Cuando lo veo me pongo tonta y aburrida. En mi terrible afán de conquistarlo, cambio la voz y uso ropa oscura. Me dan ganas de contarle cosas de los años del colegio, pero nunca me atrevo. Sé que quizás le van a dar risa, pero como quien se ríe de las cosas que dicen los jovenzuelos. Yo en mis 22 y el en sus 33. Le gusta hablarme de modo educativo y yo solo quiero que se venga a quedar a dormir conmigo.
Tenemos gustos muy parecidos; el no sabe mucho de películas, pero si que sabe sobre libros y música. Yo que tengo más tiempo y que me educo con tantas películas como se puede ver en un día, trato de enseñarle y hablarle de los directores complicados. A veces me imagino junto a el descifrando simbolismos y luego besándonos al son de Leonard Cohen. Imaginar a Viviana Gallardo hablándole como se habla en el cine y luego, cuando el sienta que no debemos vernos mas, yo gritarle que siempre nos quedará Paris y que la imagen se vaya a blanco y negro.
No tengo reparos en demostrarle lo mucho que me gusta. Me visto para gustarle y siempre trato de tocar su chaqueta. Sus camisas son viejas, se nota que la ha lavado miles de veces y con mal detergente (Pobre, me lo imagino desesperado buscando ofertas en el supermercado y finalmente lavándolo todo con un poco de Rinso que le presta la vecina). Solo con él gusto de coquetear descaradamente. Cuando se ríe de mis chistes, yo alabo su sentido del humor y cuando describe alguno de sus últimos ensayos, yo le pregunto una y otra vez, mostrándome como el ser mas interesado del mundo (por muy aburrido que sea el tema del texto).
Mi sueño más recurrente es que viajamos al sur juntos. Ni idea cual es la razón. Nos bajamos del bus y nos besamos al lado del auxiliar. Luego yo me voy a una pensión y el a la casa de amigos de unos amigos. Por la tarde me visita y trata de besarme, pero yo lo ignoro y el muere de tristeza. Me escribe unos poemas y yo mas lo hago sufrir. Después cuando el se acuesta destrozado de dolor por mi indiferencia, yo entro a su habitación por la ventana y le digo que solo lo ignoraba ya que me habían dicho que “dar y quitar” era la mejor estrategia para tener a un hombre en tus redes. El se ríe y me cubre con su montgomery azul. Caminamos por todo el sur tomados de la mano y al poco tiempo pública un libro y me lo dedica. Fin del sueño.
Me gusta que me guste porque me quita las penas pasadas. Además me divierte verlo y obsesionarme con estar cerca de el. El le comentó a una buena amiga en común que yo era muy guapa y eso me da ciertas esperanzas. Voy a ver la película Lolita varias veces seguidas. Alguna estrategia he de encontrar.

2 comentarios:

Denisse Chávez Cádiz dijo...

lo leí, con musica de fondo, da igual qué, quizas sin musica lo hubiera leido con el mismo interes,me encanto =)
me imagino a mi hace muy poco tiempo atrás, =)

Una Persona. dijo...

oh! cómo se sufre el amor...